Cuando te conviertes en papá entiendes todo, entiendes que eres parte de algo más complejo; algo que te sobrepasa. Hasta antes de ver a esa persona que cambiará todo, eres el de siempre (por lo general, el mismo desde los 20 años) y llega él o ella (en mi caso, es ella; eres tú, mi amada Rafaella) y todo cambia. Entiendes recién que todo avanza, que el tiempo realmente se va volando. Quieres que pare, como quiero que pare todo ahora. Rafaella, eres tan hermosa con tus tres años que quiero que dure para siempre, pero no es así princesa, todo esta en movimiento. El tiempo, mas que cualquier otra cosa, es palpable y literalmente vuela, no para tí, pues todavía todo es nuevo; la vida es una aventura y mi deber como padre es que lo sea para siempre para tí, que no te enfrasques en la desidia o en la estúpida idea de que tenemos derecho a ser infelices o deprimirnos. No pierdas el tiempo en eso, maravíllate siempre amor, la vida es un viaje bueno, que no te contagien algunos reprimidos que te harán ver lo contrario. Recuerda que lo que estas viviendo es único y para siempre, y yo estaré para hacerte recordar tus primeros años de vida con todo el amor que puedo tener dentro de mí, mi amada bebé. Recuerda que cada día que has vivido, hasta ahora, me ha salvado de que la mía no tenga sentido. Gracias a Dios, ahora lo entiendo todo y sé que puedo ser el padre que tu necesitas, y cada día lo disfruto al máximo. El viaje es para siempre hasta el último respiro, recuérdalo siempre hija.
G.
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